UN HOMBRE Y SU SUEÑO
Otro post de estos divulgativos / curiosos de personajes “malditos” por la historia. Esta vez: Preston Tucker (1903-1956).
El colega ya a los 16 años compró un coche viejo y destartalado, lo reparó y lo vendió para sacarse unos cuartillos. Mas adelante su vida fue dando tumbos ( policía, empleado de la línea de montaje de una fábrica de Ford, policía otra vez y vendedor de coches de lujo) hasta conseguir suficiente dinero para meter-se en el mundillo de las carreras profesionales como constructor (la Indy 500).
La cosa no salió muy bien, pero hizo algunos buenos contactos entre mecánicos y ingenieros. Así nació el carro de combate Tucker. Un coche blindado, con una torreta para ametralladoras de alto calibre en la parte posterior, que fue rechazado por el gobierno americano por correr demasiado! Según dónde lo leamos el “cochecito” llegaba hasta las 115 mph (185 Km/h) o las 80 mph (130 Km/h)... es igual que dato sea el correcto... continua siendo una pasada de velocidad para un carro de combate de finales de los años 30!
Lo que si gustó a los militares fue la torreta para la ametralladora que sería instalada en los bombarderos B-17 y B-29, al igual que en los botes de combate PT, y otros bichejos. Y con esto llegó la pasta. Como el tipillo era un poco inquieto, decidió abandonar el tema militar y crear su gran sueño: “el coche del mañana”, el 1948 Tucker Sedan, o como pasaría a la posteridad, el Tucker Torpedo.
Trabajando en el garaje de su casa, Tucker se propuso realizar unos cambios radicales para la industria automovilística de la época. Se centró mucho en temas de seguridad, frenos de disco, inyección directa del combustible, colocación del motor en la parte trasera (recordáis los Seat 850?), la colocación de todos los instrumentos de control cerca del volante, o un diseño futurista (que tenía en cuenta un poco la aerodinámica). En definitiva, un montón de cambios que resultaban muy atractivos para el público, pero demasiado caros (reducían su margen de beneficios) para las grandes compañías automovilísticas. Y aquí el problema....El colega ya a los 16 años compró un coche viejo y destartalado, lo reparó y lo vendió para sacarse unos cuartillos. Mas adelante su vida fue dando tumbos ( policía, empleado de la línea de montaje de una fábrica de Ford, policía otra vez y vendedor de coches de lujo) hasta conseguir suficiente dinero para meter-se en el mundillo de las carreras profesionales como constructor (la Indy 500).
La cosa no salió muy bien, pero hizo algunos buenos contactos entre mecánicos y ingenieros. Así nació el carro de combate Tucker. Un coche blindado, con una torreta para ametralladoras de alto calibre en la parte posterior, que fue rechazado por el gobierno americano por correr demasiado! Según dónde lo leamos el “cochecito” llegaba hasta las 115 mph (185 Km/h) o las 80 mph (130 Km/h)... es igual que dato sea el correcto... continua siendo una pasada de velocidad para un carro de combate de finales de los años 30!
Lo que si gustó a los militares fue la torreta para la ametralladora que sería instalada en los bombarderos B-17 y B-29, al igual que en los botes de combate PT, y otros bichejos. Y con esto llegó la pasta. Como el tipillo era un poco inquieto, decidió abandonar el tema militar y crear su gran sueño: “el coche del mañana”, el 1948 Tucker Sedan, o como pasaría a la posteridad, el Tucker Torpedo.
La presión de las grandes compañías hizo que el gobierno de los EEUU llevara a juicio a Tucker esgrimiendo que había cobrado por adelantado por coches que realmente no quería fabricar. Le cerraron la fábrica y finalmente sólo pudo producir 37 coches antes de un juicio que ganó. Pero el mal ya estaba hecho. Tucker tuvo que abandonar sus sueño con una producción de 51 automóviles revolucionarios para la época (los últimos fabricados de la piezas que tenía a medias). Tucker emigraría a Brasil dónde continuaría trabajando en un coche (el “Carioca”) hasta la fecha de su muerte (poco después).
Hay otros dos datos curiosos: las compañías automovilísticas no tardarían en adoptar algunos de los cambios que Tucker habia iniciado, y el fiscal que de manera tan agresiva ordenó la investigación por fraude, Otto Kerner, luego condenado a prisión por fraude en la bolsa de valores.
Para finalizar, recomiendo encarecidamente el visionado de “Tucker: un hombre y sus sueño”. Buenísima peli de Coppola del año 1988 con un Jeff Bridges simplemente genial y un elenco de actores secundarios del copón.
Nota: Por cierto, se me han acabado los personajes / sucesos históricos curiosos. Si alguien conoce alguno que crea interesante de comentar, please me envía un e-mail con el nombre o si quiere ya con el post redactado y lo cuelgo. Ok?
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